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Alejandro Jodorowsky

La práctica de la cartomanía, o bien adivinación con cartas, se remonta a muchos cientos y cientos de años atrás, cuando menos a la Europa del siglo XIV, quizá por medio de Turquía.

El tarot, seguramente brotó en el siglo XVII, y la baraja con la que todos estamos más familiarizados -el Rider-Waite Tarot- no apareció hasta mil novecientos nueve.

Popular primordialmente con espiritistas como Aleister Crowley y Madame Blavatsky a inicios del siglo veinte, el tarot reventó en la cultura popular en la nueva era de los setenta con libros como Tarot Cards for Fun y Fortune Telling de Stuart Kaplan, y por medio de cineastas de culto como Alejandro Jodorowsky

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Alejandro Jodorowsky

Desde su parcialmente reciente popularización, la «diversión» y la «adivinación» han definido aproximadamente la actitud de la mayor parte de la gente de cara el tarot, así sea que aprueben o bien rechacen a cualquiera de ellos.

Mas para artistas y versistas como William Butler Yeats, T.S. Eliot y el director surrealista Jodorowsky, cuya narración cinematográfica es tal vez la más poética del cine moderno, el tarot siempre y en toda circunstancia ha significado algo considerablemente más enigmático y también inspirador.

 «El tarot», afirma Jodorowsky «te va a enseñar a crear un alma».

JODOROWSKY Y EL TAROT

alejandro jodorowsky - La Guía del Tarot

Según piensa el cineasta de arte Alejandro Jodorowsky, todas y cada una de las desviaciones del Tarot de Marsella no son más que bastardos deshonrosos.

«Soy un purista», afirmó el Sr. Jodorowsky este mes, de pie en una exhibición de barajas de tarot en una librería de Greenwich Village, despidiéndolos a todos de ellos.

Estuvo en la ciudad de Nueva York para ser honrado por el Museo de Arte Moderno, que estaba proyectando una retrospectiva de sus películas, incluyendo «El Encuentro» (1970) y «The Holy Mountain» (1973). Mas asimismo estaba encantado de charlar de su pasión y hobby, el Tarot.

Jodorowsky, de ochenta y dos años de edad, dedica a ello tanto tiempo como al cine actualmente.

En la ciudad de París, donde vive desde hace veinte años, da conferencias sobre el tarot y hace lecturas para extraños una vez por semana. 

Y recuerda vivazmente de qué forma, a los veinte años, vio por vez primera a una anciana (y, afirmó, desnuda) mujer en su Chile natal dando una lectura de tarot, y se sintió por un instante intrigado. 

LA PRIMERA BARAJA DE TAROT DE JODOROWSKY

Pronto se trasladó a París, donde se unió a la compañía de mimos de Marcel Marceau y empezó a viajar con él.

 Fue en Tokyo, afirmó Jodorowsky, donde adquirió por vez primera una baraja de tarot. 

Esto se transformó en un hábito. Cada vez que iban a un sitio, descubría dónde y de qué manera adquirir una baraja nueva; en escaso tiempo, tenía una vasta colección.

Una década después, en los años sesenta, cuando visitaba a su héroe, el escritor surrealista André Breton, se llevó como regalo una obscura baraja de tarot, tras haber oído que era un entusiasta de los misterios de los Arcanos Mayores y Menores del Tarot.

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André Bretón

Mas Bretón tenía su baraja de Tarot…

«Me aseguró que el único tarot bueno era el Tarot de Marsella», afirmó Jodorowsky.
Y de esta manera, comenzó todo nuevamente. Se deshizo de su compilación y empezó a estudiar obsesivamente el Tarot de Marsella, una familia histórica de tarot con raíces que datan del siglo XVI.

Con el tiempo, se transformó en una suerte de cinturón negro, para entremezclar metáforas de arte obscuro.

Mas siempre y en todo momento estaba frustrado, por no poder localizar la baraja perfecta del Tarot de Marsella.

EL TAROT DE MARSELLA Y LA FAMILIA CAMOIN

Entonces, a mediados de los años noventa, se puso en contacto con el último descendiente de la familia Camoin, que había impreso el Tarot de Marsella desde el siglo XIX.

Juntos, trabajaron a lo largo de la mayoría de una década para armar el mazo de setenta y ocho cartas ideal, lleno de una riqueza de detalles misterios y con impresiones a once colores.

Jamás va a parte alguna sin ella en el bolsillo de su pecho. Cuando menos no sin los llamados Arcanos Mayores: las veintidos cartas más frecuentemente identificadas con el tarot, como los Amantes o bien la Muerte. (Los otros cincuenta y seis son, en esencia, una baraja de cartas, con 4 cartas en vez de 3.)

«Todo el mazo es demasiado para viajar», afirma Jodorowsky.

EL TAROT COMO COMPAÑERO DE VIAJE

Para él, el tarot es un compañero tan incesante que se ha transformado en algo universal: un punto de referencia, de reflexión, de adivinación.

Lo ha puesto en sus películas, lo utiliza para comunicarse de una forma no textual, y es un simple pasatiempo para comenzar.

«El tarot es sagrado», afirma, y añade: «Todo es un juego».

Resumiendo, la filosofía del tarot de Jodorowsky (sobre la que ha escrito un libro, «La vía del Tarot») es flexible e inclusive escurridiza.

Mas sí semeja que el tarot puede ser todo y lo que desees que sea. Quizá el tarot no precisa aprender del iPhone. El iPhone precisa aprender del tarot.

EL TAROT COMO MANDALA

Tras estudiar los Arcanos Mayores y Menores y los palos, y de descifrar los símbolos de cada carta, Jodorowsky descubrió que «las setenta y ocho cartas podían unirse en un mandala, en una imagen».

 Aprendiendo a ver los Arcanos de esta forma, «No debes charlar del futuro. El futuro es una estafa.

El tarot es un lenguaje que habla del presente. Si lo utilizas para poder ver el futuro, te transformas en un estafador».

Como otros versistas místicos, el estudio de Jodorowsky del tarot no lo llevó a lo sobrenatural sino más bien al acto creativo.

LA MONTAÑA SAGRADA Y EL VIAJE DEL LOCO

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Fotograma de La Montaña Sagrada

Y como otros muchos artistas ya antes que el, Jodorowsky exploró el viaje del Loco en su película de 1973  La Montaña Sagrada, una «sátira deslumbrante, incongruente, con frecuencia», escribe Matt Zoller Seitz, que «se despliega como una fantasía psicotrópica».

La lógica del sueño cinematográfico de Jodorowsky no solo procede de su trabajo como «psicoterapeuta chamánico». 

Asimismo atribuye al tarot su realismo psicomágico. «Para mí», afirma Jodorowsky, «el tarot era algo más serio.

Fue una busca psicológica profunda». El resultado de esa busca, el singular y también imborrable trabajo de Jodorowsky, nos habla del valor de semejante empresa, sin importar un mínimo el medio que se utilice para llegar hasta allá.

O bien como afirma Jodorowsky en uno de sus pronunciamientos místicos, «Si pones tu espíritu en algo, ese fenómeno va a ocurrir».

Si eso suena a pensamiento mágico, eso es precisamente lo que es. Jodorowsky nos enseña de qué forma leer el tarot como lo hace, para una visión sicológica y también inspiración creativa

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